A lo largo de la historia las palabras acaban teniendo significados y aplicaciones diferentes, se acuñan de nuevas y otras dejan de utilizarse.
Mucha gente aunque conoce que en la antigua Grecia se practicaba la pederastia, desconoce realmente en que consistía, en parte porque esta misma palabra denotaba una realidad diferente a la actual.
En la Grecia antigua la pederastia se practicaba entre hombres adultos y hombres adolescentes, y no con niños. Por lo tanto existe un problema terminológico, pues según la aceptación actual la atracción por adolescentes no es pedofilia sino efebofilia (hacia chicos) o hebefilia (hacia chicas). Aunque socialmente siga estando mal vista la relación entre chico o chicas de menos de 18 años y adultos, lo cierto es que en algunos países como es el nuestro la ley diferencia a efectos prácticos entre lo que es pederastia y lo que es sexo con adolescentes, pues la edad de consentimiento legal es de 13 años y no de 18. Actualmente se pretende subirla a 14 años, y antes del 95 era de 12. En toda Europa tan solo Malta tiene una edad de 18 años, ningún otro país tiene legalmente una edad de consentimiento de 18 años, en todos está comprendida entre los 13 y los 17. Se puede argumentar que en todos estos países existen etnias que no conforman la cultura mayoritaria que en sus costumbres tienen el matrimonio con adolescentes y que por no atacarles frontalmente se establecieron estas edades de consentimiento.
Y sin embargo, aunque sea legal, está mal visto que por ejemplo un hombre de 40 años tenga sexo con una adolescente de 14 años. Se le considerará automáticamente un pederasta, siendo esto totalmente falso pues en realidad lo que hay en estos casos es hebefilia y no pedofilia. Y no es algo banal, porque existe un fondo biológico que delimita que la pedofilia sea una perturbación y la efebofilia no. Y es tan sencillo como que un adolescente es un individuo sexualmente maduro, sexualmente adulto. Por tanto es totalmente comprensible y natural que adultos sientan atracción hacia adolescentes, sobretodo en el caso de hombres adultos hacia chicas adolescentes. Y esto es así porque biológicamente hablando la edad óptima de procreación es más bien hacia los 20, y no hacia los 40.
El sexo en los adolescentes siempre ha sido mal visto, también entre ellos. En el pasado como una medida inconsciente de control de la natalidad, en el presente como una medida de retrasar el embarazo para proporcionar a los individuos la formación necesaria para labrarse un futuro ellos y educar en condiciones a los descendientes, en una sociedad tan elaborada. Hace falta más tiempo que en la prehistoria para adquirir los conocimientos suficientes para adaptarnos a la sociedad y adaptar a nuestros hijos. Pero todo eso no quita que el impulso sexual aparezca a la edad a la que aparece, que es antes de los 18, y que por tanto un adulto pueda sentir atracción hacia un adolescente.
Creo que la ley está bien como está, pero que además debe aceptarse la realidad como es, aceptar que no hay nada de inmoral en la atracción hacia adolescentes. Otro tema es que el adulto, sabiendo lo que implica el embarazo, socialmente hablando, a esas edades se abstenga de correr el riego, aunque se le plantee la posibilidad. Sin embargo eso no evitará que se de sexo entre adolescentes. Por tanto, al fin y al cabo, la solución pasa como siempre por tomar precauciones, y en ese sentido lo que cuenta es la conciencia y no la edad.
Mucha gente aunque conoce que en la antigua Grecia se practicaba la pederastia, desconoce realmente en que consistía, en parte porque esta misma palabra denotaba una realidad diferente a la actual.
En la Grecia antigua la pederastia se practicaba entre hombres adultos y hombres adolescentes, y no con niños. Por lo tanto existe un problema terminológico, pues según la aceptación actual la atracción por adolescentes no es pedofilia sino efebofilia (hacia chicos) o hebefilia (hacia chicas). Aunque socialmente siga estando mal vista la relación entre chico o chicas de menos de 18 años y adultos, lo cierto es que en algunos países como es el nuestro la ley diferencia a efectos prácticos entre lo que es pederastia y lo que es sexo con adolescentes, pues la edad de consentimiento legal es de 13 años y no de 18. Actualmente se pretende subirla a 14 años, y antes del 95 era de 12. En toda Europa tan solo Malta tiene una edad de 18 años, ningún otro país tiene legalmente una edad de consentimiento de 18 años, en todos está comprendida entre los 13 y los 17. Se puede argumentar que en todos estos países existen etnias que no conforman la cultura mayoritaria que en sus costumbres tienen el matrimonio con adolescentes y que por no atacarles frontalmente se establecieron estas edades de consentimiento.
Y sin embargo, aunque sea legal, está mal visto que por ejemplo un hombre de 40 años tenga sexo con una adolescente de 14 años. Se le considerará automáticamente un pederasta, siendo esto totalmente falso pues en realidad lo que hay en estos casos es hebefilia y no pedofilia. Y no es algo banal, porque existe un fondo biológico que delimita que la pedofilia sea una perturbación y la efebofilia no. Y es tan sencillo como que un adolescente es un individuo sexualmente maduro, sexualmente adulto. Por tanto es totalmente comprensible y natural que adultos sientan atracción hacia adolescentes, sobretodo en el caso de hombres adultos hacia chicas adolescentes. Y esto es así porque biológicamente hablando la edad óptima de procreación es más bien hacia los 20, y no hacia los 40.
El sexo en los adolescentes siempre ha sido mal visto, también entre ellos. En el pasado como una medida inconsciente de control de la natalidad, en el presente como una medida de retrasar el embarazo para proporcionar a los individuos la formación necesaria para labrarse un futuro ellos y educar en condiciones a los descendientes, en una sociedad tan elaborada. Hace falta más tiempo que en la prehistoria para adquirir los conocimientos suficientes para adaptarnos a la sociedad y adaptar a nuestros hijos. Pero todo eso no quita que el impulso sexual aparezca a la edad a la que aparece, que es antes de los 18, y que por tanto un adulto pueda sentir atracción hacia un adolescente.
Creo que la ley está bien como está, pero que además debe aceptarse la realidad como es, aceptar que no hay nada de inmoral en la atracción hacia adolescentes. Otro tema es que el adulto, sabiendo lo que implica el embarazo, socialmente hablando, a esas edades se abstenga de correr el riego, aunque se le plantee la posibilidad. Sin embargo eso no evitará que se de sexo entre adolescentes. Por tanto, al fin y al cabo, la solución pasa como siempre por tomar precauciones, y en ese sentido lo que cuenta es la conciencia y no la edad.
1 comentario:
Estoy de acuerdo con tu post. Realmente, lo que puede atraer de una adolescente son sus formas de mujer... o sea, la mujer que ya es.
Sin embargo, pienso que no estaría bien del todo que un tipo ya adulto se enrollara con una chavala de esas edades... y lo digo como profe.
La pedofilia supone otra cuestión, por supuesto, ya que lo que atrae a un pedófilo es precisamente la falta de desarrollo sexual en su objeto de deseo. Mal, mal...
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