viernes, 7 de agosto de 2009

Efebofilia, que no pedofilia: programados genéticamente

A lo largo de la historia las palabras acaban teniendo significados y aplicaciones diferentes, se acuñan de nuevas y otras dejan de utilizarse.

Mucha gente aunque conoce que en la antigua Grecia se practicaba la pederastia, desconoce realmente en que consistía, en parte porque esta misma palabra denotaba una realidad diferente a la actual.

En la Grecia antigua la pederastia se practicaba entre hombres adultos y hombres adolescentes, y no con niños. Por lo tanto existe un problema terminológico, pues según la aceptación actual la atracción por adolescentes no es pedofilia sino efebofilia (hacia chicos) o hebefilia (hacia chicas). Aunque socialmente siga estando mal vista la relación entre chico o chicas de menos de 18 años y adultos, lo cierto es que en algunos países como es el nuestro la ley diferencia a efectos prácticos entre lo que es pederastia y lo que es sexo con adolescentes, pues la edad de consentimiento legal es de 13 años y no de 18. Actualmente se pretende subirla a 14 años, y antes del 95 era de 12. En toda Europa tan solo Malta tiene una edad de 18 años, ningún otro país tiene legalmente una edad de consentimiento de 18 años, en todos está comprendida entre los 13 y los 17. Se puede argumentar que en todos estos países existen etnias que no conforman la cultura mayoritaria que en sus costumbres tienen el matrimonio con adolescentes y que por no atacarles frontalmente se establecieron estas edades de consentimiento.

Y sin embargo, aunque sea legal, está mal visto que por ejemplo un hombre de 40 años tenga sexo con una adolescente de 14 años. Se le considerará automáticamente un pederasta, siendo esto totalmente falso pues en realidad lo que hay en estos casos es hebefilia y no pedofilia. Y no es algo banal, porque existe un fondo biológico que delimita que la pedofilia sea una perturbación y la efebofilia no. Y es tan sencillo como que un adolescente es un individuo sexualmente maduro, sexualmente adulto. Por tanto es totalmente comprensible y natural que adultos sientan atracción hacia adolescentes, sobretodo en el caso de hombres adultos hacia chicas adolescentes. Y esto es así porque biológicamente hablando la edad óptima de procreación es más bien hacia los 20, y no hacia los 40.
El sexo en los adolescentes siempre ha sido mal visto, también entre ellos. En el pasado como una medida inconsciente de control de la natalidad, en el presente como una medida de retrasar el embarazo para proporcionar a los individuos la formación necesaria para labrarse un futuro ellos y educar en condiciones a los descendientes, en una sociedad tan elaborada. Hace falta más tiempo que en la prehistoria para adquirir los conocimientos suficientes para adaptarnos a la sociedad y adaptar a nuestros hijos. Pero todo eso no quita que el impulso sexual aparezca a la edad a la que aparece, que es antes de los 18, y que por tanto un adulto pueda sentir atracción hacia un adolescente.



Escena pederasta en la antigua Grecia


Creo que la ley está bien como está, pero que además debe aceptarse la realidad como es, aceptar que no hay nada de inmoral en la atracción hacia adolescentes. Otro tema es que el adulto, sabiendo lo que implica el embarazo, socialmente hablando, a esas edades se abstenga de correr el riego, aunque se le plantee la posibilidad. Sin embargo eso no evitará que se de sexo entre adolescentes. Por tanto, al fin y al cabo, la solución pasa como siempre por tomar precauciones, y en ese sentido lo que cuenta es la conciencia y no la edad.

viernes, 3 de julio de 2009

Juguetes del destino: el espejismo del libre albedrío.

Pocas cosas existen que puedan incomodarnos tanto como el hecho de considerar que todo está determinado, incluso nuestras elecciones, que no somos libres. Nuestro concepto de Yo se sustenta en gran medida en la percepción de que escogemos libremente ante las situaciones en las que nos encontramos. Igualmente siempre se ha considerado que uno de los aspectos que nos diferencian de los animales es precisamente esto, el libre albedrío.

Sin embargo lo cierto es que el libre albedrío es tan solo un espejismo, una apariencia. Al igual que el resto de cuanto existe en el universo, estamos totalmente predeterminados. Hacemos lo que hacemos porqué no podemos hacer otra cosa, exactamente igual que los animales. La única diferencia es que en nuestro caso el tipo de factores que nos determinan son más amplios.

Nuestra base genética y nuestras vivencias pasadas: ese es el núcleo de nuestras elecciones. Evidentemente escogemos, escogemos siempre entre varias opciones que se nos presentan. Pero, ¿a caso no hace lo mismo un animal? Si un animal es atacado y tiene que huir escogerá una vía de escape descartando otra. Por tanto, ¿que diferencia existe con los humanos?
Supuestamente mediante el libre albedrío podríamos haber escogido cualquiera de las opciones que se nos presentaron y no forzosamente una, como le sucedería a un animal. Esto en el fondo es un sinsentido, siempre escogemos influidos por nuestro carácter, formado éste por nuestra genética y nuestras vivencias pasadas. Como animales que somos.

De hecho si esto no fuera así sería totalmente perturbador. Sin ningún motivo, simplemente por ser una opción, mañana podría dedicarme a apuñalar a la gente. Cuando hacemos algo siempre lo hacemos por algún motivo predeterminado. Escogemos, sí, pero no libremente. De hecho lo que llamamos Yo se traduce precisamente en eso: en escoger en función a como somos, por tanto cómo somos nos obliga a escoger de manera predeterminada. Evidentemente existen análisis previos, la mente tiene que evaluar y decidir cual es la opción que cree más correcta en función a su propia estructura.

Igualmente sería absurdo negar que el ser humano tiene la sensación de escoger libremente, y es una sensación de gran fuerza. Pero como digo, esto es tan solo una sensación que percibimos a posteriori de realmente haber tomado una decisión, como científicamente se ha demostrado:
http://www.redaccionmedica.com/revista_prensa/archivo/levante_16_04_08_10.pdf


¿Qué es entonces esa sensación de libertad? Se trata de aquello que nos diferencia de los animales: la conciencia. He concluido en que un humano y un animal escogen exactamente igual, la diferencia, creo, es que un animal no tiene conciencia de haber escogido entre opciones, mientras que el ser humano sí. Aunque escojamos igual de determinados tenemos conciencia de todo el proceso, pero esta conciencia no puede darse antes o a la vez de escoger, si no justamente después.

Y a pesar de todo lo expuesto, sí creo que podamos alcanzar la libertad absoluta, aunque no es una libertad de acción si no precisamente de inacción. Aquello que nos aporta esa sensación, falsa, de libertad es la conciencia. Mientras nos identifiquemos con la acción de escoger jamás seremos libres, por todo lo que hemos visto, ahora bien si comprendemos que en el fondo lo que realmente nos otorga la sensación de Yo y de libertad es la Conciencia, la capacidad de observar, y nos situamos en ese nivel, nos identificamos a nosotros mismos como observadores de nuestra vida, entonces somos totalmente libres.

Es como identificarnos con el protagonista de una película o bien con el espectador, sentado en el cine. El primero está totalmente determinado y no tiene libertad, escoge pero en realidad no lo hace libremente, el guión está escrito. Sin embargo el espectador, sin poder cambiar el argumento, es totalmente libre pues nada de lo que suceda en la pantalla puede realmente afectarle. Sin embargo, y he aquí la paradoja final, no podemos escoger libremente identificarnos con uno u otro, es algo que llega cuando tiene que llegar, tras las vivencias que nos impulsarán finalmente a dar este último paso.

Tan solo es libre aquel que comprende que no tiene ninguna libertad, pues al dejar de luchar contra su verdadera naturaleza se acomoda a ella y ya nada puede afectarle realmente.

viernes, 29 de mayo de 2009

Ahora sí, ahora ya es humano. Demasiado tarde para abortar.

Cuando hace algunos años se hizo público el alto índice de infanticidios de niñas (recién nacidas o de pocos meses en orfanatos) que se producían en China en los países “desarrollados” se produjo a la vez el incremento masivo de adopciones a ese país. 
Aunque en algunas regiones de Asia el infanticidio se ha venido usando como sistema de control de la natalidad hasta muy recientemente, aquí la noticia causó gran estupor. A la gran mayoría de miembros de nuestra sociedad nos causa un profundo impacto emocional el conocer asesinatos y muertes de niños pequeños. 

El aborto por su lado está regulado y es legal en gran número de ocasiones, y aunque pueda causar tristeza en las personas implicadas, ni mucho menos es considerado un asesinato. 
Los defensores del aborto critican a la religión el hecho de que esté en contra de ésta práctica. La iglesia defiende que desde el primer momento el feto ya contiene el alma y por tanto es un ser humano completo. Desde el punto de vista racional, claro está, no hay nada que pueda demostrar esto y por tanto la gente no comparte esta opinión. Permitidme decir una cosa: más estúpido es pensar que antes del parto y después del parto la situación ha cambiado. ¿Qué hay de diferente entre un feto de 7 meses y un recién nacido? ¿Es que acaso creemos que el alma se introduce en el nacimiento? ¿No verdad? En China la vida se cuenta desde la fecundación, allí la edad se cuenta sumando un año al día del nacimiento, para ellos es lo mismo abortar que matar al nacer, y como por recursos y medios la primera opción era inviable… la consecuencia es lógica. Y lo cierto es que el nuevo individuo se produce en el mismo momento de la fecundación, con la fusión de la información genético de óvulo y espermatozoide, a partir de ahí tan solo se produce el desarrollo de éste. 

Veamos los motivos por los que aquí se considera válido el aborto.
Primeramente tenemos que el aborto es válido tan solo hasta un cierto número de meses. El motivo dado es que antes no se ha desarrollado suficientemente el sistema nervioso. Por tanto el feto no puede sentir. Un argumento bastante vacío diría yo: ¿a caso es menos grave matar a un ser humano con problemas cognitivos, tan solo porque no puede sentir de la misma manera? Alguien que está anestesiado no puede sentir dolor, ¿es menos grave matarlo? El sistema nervioso de un niño recién nacido no es tan maduro como el de un adulto, y no puede sentir igual. De hecho hasta el año de vida en realidad aún se produce la maduración que en la mayoría de especies animales se da durante el embarazo (vaya pero si los caballos cuando nacen ya caminan, que monos…). ¿Entonces es menos grave matar a un recién nacido que a un adulto o que a un niño de un año? 
Otro argumento que me hace mucha gracia: “si son cuatro células”. Si nos guiamos por el número de células… sería menos grave matar a un ser humano que a un elefante, y sería más grave matar a un jugador de la NBA que a un jockey. 

En general nos parece más trágica la muerte o asesinato de un niño que la de un anciano porque consideramos que el anciano ha tenido oportunidad de vivir una vida entera, mientras que el niño pierde la ocasión de vivir muchas cosas. Sin embargo ese argumento no lo trasladamos a un niño que aún no ha nacido… pero lo cierto es que aún ha tenido menos ocasión de vivir, ni siquiera ha podido experimentar un solo abrazo. Además en realidad la muerte lo único que arrebata es el presente, a un niño y a un anciano por igual, el pasado y el futuro siempre son proyecciones mentales. La muerte en sí no significa gran cosa, que muera un niño pequeño nos parece triste pero quien sabe como habría sido su vida en adelante, quizá hubiera sufrido el resto de su vida, por enfermedad, por violencia, por cualquier problema. No digo que matar o que muera un niño no sea triste, pero no me parece más o menos triste que la muerte de un feto, de un elefante o de una flor. 

En este asunto lo que marca la diferencia realmente no es ni que sean cuatro células ni que no tenga el sistema nervioso completamente desarrollado, lo que marca la diferencia es el apego, es decir el ego. Es así de crudo: si no le hemos cogido cariño, no nos afecta. Es evidente, los abortos espontáneos causan mayor pena en la madre que los abortos buscados de embarazos no deseados. Ojos que no ven, corazón que no siente. Sabiduría popular. Pero no, nuestra sociedad se empeña a buscar motivos científicos y de “sentido común” para aprobar el aborto. En algunos países también buscan motivos similares para aprobar la ablación o la pederastia. 

Para concluir, no abogo porque el aborto se deba prohibir, no creo que sea la solución prohibirlo. Eso sí espero que aquellos que no ven con malos ojos el aborto dejen de ver con malos ojos el infanticidio. No soporto la hipocresía, lo siento.

lunes, 30 de marzo de 2009

Crisis es catarsis.

La evolución de la humanidad es un camino de cultura y de tecnología. Aparentemente hemos avanzado, hemos progresado y obtenido grandes dones. Pero lo cierto es que hasta ahora esos dones no pesan más que la maldición que suponen.
Hemos modificado sin control nuestro ambiente, lo hemos puesto al borde de la destrucción. La guerra, la violencia, la hambruna y la escasez de agua entre los humanos no ha hecho si no que aumentar en magnitud. Hemos creado una civilización alienada, de seres aislados del exterior y de su propio interior. Es cierto que hemos ganado en comodidad, en años de vida, en bienes y lujos materiales, pero en lo esencial no hemos avanzado nada: en la capacidad de sentirnos realizados, en la capacidad de alcanzar una armonía, como individuos y como sociedad.
Todos estos problemas se encontraban ya como semilla en el origen de todas las civilizaciones neolíticas y patriarcales y han llegado a su cenit durante el último siglo. ¿Quizá ahora nos encontremos ante el colapso del núcleo de nuestra civilización? ¿Qué alcance puede llegar a tener la actual crisis económica, social y ambiental?

Durante los últimos milenios el hombre se ha movido guiado por el impulso de poseer, de acumular, y en definitiva de tener bajo control el mundo material que le rodea. El origen último de la maldición de la humanidad y del hombre como individuo es la dualidad, la separación de Yo y tú, de Yo y el planeta. Cuando nos sentimos separados de lo que nos rodea, queremos que eso que es externo sea lo más adecuado para el Yo, de ahí la tecnología, de ahí el ansia de placer y de control de aquello que no identificamos como Yo.
Esto conlleva una vida superficial y muchas veces mezquina, llena de contradicciones y autorepresión, marcada por la irrealidad de un yo que se preocupa por controlar lo material, cuando en realidad el ser humano es mucho más. Estar vivo es más que no estar muerto, estar vivo es más que tener, que poseer, estar vivo es sobretodo ser, aprender, dar, conocer. No estoy negando el valor de lo material, tan solo creo que hay que darle su justo valor.

El hombre se ha empeñado en ser algo que no es, confundido por la conciencia y por la frustración que supone la muerte, por el ego, por la voluntad de poder. Nos hemos arrojada a un punto de no retorno, en el que todo el sistema cultural, económico, ecológico puede venirse abajo.

Pero de toda esta ruina que podemos sufrir puede surgir un nuevo paradigma, un modelo más auténticamente humano. Este cambio global supondría un cambio individual, un cambio hacia un estado de integración con uno mismo, con los demás y con el ambiente, y no de dualidad. Creo que por fuerza aprenderemos que el modelo que hemos seguido es erróneo, o mejor dicho inmaduro. Todo cambio surge de una crisis, tanto a nivel individual como a nivel global.

La sociedad basada en el poder parece llegar a sus máximas consecuencias en todo el planeta.
Si todo esto es cierto puede que debamos atravesar un cataclismo a nivel mundial, puede (o no) que muchas cosas y vidas se destruyan durante esa catarsis, pero si no aprendemos de ello, si no somos capaces de mirar atrás y aprender de nuestros errores para crear un mundo nuevo dirigido por la humanidad y no por el egoísmo, todo el dolor causado y sufrido durante la historia de la humanidad habrá sido en vano.

Muchos creerán que no son tan malos los tiempos que vivimos. Yo a veces también lo creo, como cuando pongo la tele y veo hablando a la Cocacola del sentido de la vida o cuando todo es verde en un anuncio de una petrolera. Pero yo confío firmemente en que ha llegado esa hora, la hora de la renovación, y en que esta nueva escena necesita de grandes actores para ser representada.

¿Es hora de tomarse el papel en serio?