El misticismo, en última instancia, pretende que el adepto cese en su identificación con respecto a su cuerpo y a su mente (emocional y racional). Mediante este vacío, esta negación del falso yo o del ego, se abre la puerta a la identificación con la totalidad, con la divinidad (reciba esta el nombre que reciba: Dios, Brahman, Tao etc.).
Existen muchas vías para recorrer hacia éste final pero en mayor o menor medida (y en un momento u otro del camino) todas necesitan esta entrega de la voluntad, esta sumisión a lo trascendente. El episodio en que Jesús, en el jardín de Getsemaní, se entrega en total sumisión a los designios del Padre refleja este concepto. Así siendo crucificado puede resucitar siendo igual a Dios.
Hágase tu voluntad y no la míaExisten muchas vías para recorrer hacia éste final pero en mayor o menor medida (y en un momento u otro del camino) todas necesitan esta entrega de la voluntad, esta sumisión a lo trascendente. El episodio en que Jesús, en el jardín de Getsemaní, se entrega en total sumisión a los designios del Padre refleja este concepto. Así siendo crucificado puede resucitar siendo igual a Dios.
(Jesús en el huerto de Getsemaní, de Heinrich Hofman)
Bdsm es el acrónimo de bondage (la práctica de atar durante el sexo), dominación (que se refiere a las prácticas de intercambio de poder, o dominación/sumisión) y sadomasoquismo (obtener placer mediante la superación del dolor). Ciertamente englobar estas tres prácticas en un solo concepto es arriesgado puesto que cada una no comporta a la fuerza las otras. Alguien puede practicar bondage y no el resto, y así sucesivamente, aunque en cierto modo todas suponen un pequeño porcentaje del resto. El ser atado obliga a asumir hasta cierto punto un rol de sumiso y a la vez asumir un cierto nivel de dolor o de malestar.
Aunque el dolor como vía espiritual también es interesante, en este caso me centraré en la práctica de Dominación/sumisión (D/s). La D/s no es otra cosa que una magnificación de relaciones que suelen establecerse durante el sexo, llamémoslo así, convencional. En éste puede encontrarse quien adopta un rol pasivo y quien adopta uno activo, pudiendo ser siempre así o cambiando en función de la pareja o de la situación. Igualmente en la D/s hay quien ejerce solamente de amo/a o de sumiso/a y hay quien cambia de rol (a quien en inglés se llama switch, interruptor). D/s es pues una magnificación del control ejercido (con consentimiento previo) y puede suponer varias prácticas como órdenes, insultos, humillación, bondage, sadomasoquismo etc… en función de los gustos de los practicantes.
(de la obra Revenge, de la fotógrafa Ellen Von Unwerth)
Independientemente de las prácticas, lo importante para este tema es el hecho de entregar la propia voluntad a otra persona. Estoy firmemente convencido que el ser humano busca siempre incluir en su vida, de una manera u otra, la trascendencia, el hecho de experimentar la realidad fuera de uno mismo ya sea a través de la droga, del alcohol, de la lectura de novelas, de actividad física, del misticismo etc… La D/s supone de manera inconsciente otro tipo más de trascendencia. Esto es así también para quien ejerce el rol dominante (aunque es más evidente en el caso del sumiso/a). El dominante también encuentra sobrepasado su propio yo por el deseo hacia su sumiso/a, y acaba siendo también esclavo del propio deseo. La cábala judía considera que tanto busca el hombre a dios, como dios al hombre.
La única diferencia entre la D/s “normal” y la vivida como un hecho espiritual es la perspectiva con la que se realiza. Cuando se toma consciencia de las implicaciones que se pueden derivar de su práctica a nivel de desarrollo de la consciencia mediante la superación del ego, cuando se entiende que el amo/a funciona como canal de una fuerza, como una emanación, el acto de entregar la voluntad durante el sexo se vuelve igual al acto de entregar la voluntad en absoluto. La D/s pasa de ser un final para convertirse en el medio (la superación del ego) hacia otro final superior.
En algunas ocasiones tan solo se puede ejercer la dominación después de un aprendizaje en la sumisión. Como en la mística, tan solo nos podemos identificar con el Señor, después de haber sido su más humilde sirviente.
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