Hasta
hace relativamente poco se creía que en la naturaleza existían
especies cuyo comportamiento sexual característico era la monogamia.
Entre los ejemplos a los que se recurría están por ejemplo los
cisnes. Pero como digo este mito se ha desmontado también. A día de
hoy creo que podemos afirmar que ninguna especie animal, y por
supuesto tampoco el ser humano, es monógamo.
Parece
ser que en estas especies en las que se había observado la
convivencia estable y perdurable de una pareja de individuos en
realidad sí existen contactos sexuales con otros individuos a pesar
de esa relación principal.
Al
fin y al cabo es una cuestión puramente biológica en la que se
ponen en juego los mejores mecanismos para asegurar la supervivencia
de la especie. El tema es claro: si una hembra se apareara solamente
con un macho y este resultara por ejemplo infertil los genes de ella
tampoco pasarían a la siguiente generación. Y es que al final la
vida tiene un impulso primordial: su propia continuidad. Por eso nos
gusta tanto el sexo.
No
solo la biología y la antropología sino también las estadísticas
dejan claro que el ser humano tampoco es monógamo. Hay gente que lo
intenta, o mejor dicho intenta mantener una relación monógama (que
lo consiga o no es otro tema) pero intentar no ser lo que somos es un
fracaso seguro. Podemos reprimir lo que somos, eso es otra cosa. Por
ejemplo: un sacerdote o monje que sea célibe no deja de ser sexual
simplemente deja de expresar su sexualidad. Alguien en una relación
monógama no deja de ser “no-monógamo” simplemente reprime la
expresión de su naturaleza.
Una
vez reconocemos lo que somos y lo que hacemos entonces podemos
empezar a hablar en serio. Porqué al fin y al cabo este debate se
reduce a una cuestión terriblemente sencilla a la par que profunda:
los instintos están para seguirlos o para dominarlos (o para
utilizarlos que sería, para mí, la opción no correcta pero sí más
inteligente para conseguir vivir la vida en plenitud. No hay nada
malo en vivir escindidos, no hay nada malo en vivir puteados en el
fondo. Pero yo prefiero vivir lo más cerca posible de mi propia
integridad). Sobre este tema escribiré en breve. Pero como digo la
discusión al final se reduce a: los animales que hagan lo que
quieran que nosotros somos “personas” y tenemos la razón y la
cultura y la sociedad etc etc y vamos a (intentar) hacer otras cosas
diferentes a lo que nuestros instintos nos impulsan a hacer (en
ciertos ámbitos). O bien se reduce a como digo seguir-utilizar esos
instintos sin negarlos.
Evidentemente
la sociedad monógama, posesiva y celosa tiene su porqué desde un
punto de vista psico-social. La pregunta es: ¿esos motivos siguen
siendo válidos hoy día? Muchos antropologos consideran que la
monogamia como norma social aparece en el momento en que el ser
humano consigue relacionar intelectualmente el acto de copular con el
embarazo, en ese momento los hombres entienden que tienen un papel en
la generación de los hijos y se cree que es el deseo de saber qué
hijo es realmente propio lo que lleva a la aparición de la monogamia
como práctica social. Bueno creo que hemos avanzado un poco en estos
últimos milenios. Y más teniendo en cuenta que al final no pocos
niños hoy día no son de la pareja oficial de la madre. Las cifras
varían según el estudio, pero éste apunta que hasta uno de cada
cuatro. En fin, una batalla que se pierde antes de empezar. Que no es
fácil superar ciertas ideas y convenios sociales que nos han
inculcado no se puede dudar. Aunque tampoco que siempre han habido
individuos que han decidido apostar por la integridad y el tema está,
creo yo, en encontrar lo que a cada uno nos hace sentir realmente
bien y que no hay una norma común para nadie. Ni la monogamia ni la
no-monogamia debería imponerse a nadie, sino la libertad de escoger
y poder evolucionar a cada momento.
“…la
posesión de las mujeres, los matrimonios y la procreación de los
hijos deben, conforme al proverbio, ser todos comunes entre amigos en
el mayor grado posible.”
La República, libro IV. Platón.
La República, libro IV. Platón.
(acabo
con la misma cita con la acabé el primer post, hace años, sobre
este tema).
El libro en el que se recogen los estudios genéticos por los cuales se
ha desvelado el mito de la monogamia en los cisnes. El programa de Redes de Punset en el que se explica que la monogamia no es natural.