domingo, 18 de agosto de 2013

El universo: superoganismo vivo y consciente.

¿Has imaginado alguna vez cómo debe ser la vida de una de las bacterias que habitan en tu intestino? Conoce su ambiente, responde a los estímulos que allí encuentra. Su mundo, el lugar por dónde circulan los deshechos de tu cuerpo, le podría parecer muy basto, si es que pudiera tener la capacidad de reflexionar. ¿Te has parado a pensar que de buenas a primeras no podría sospechar de ningún modo que forma parte, o que se encuentra en el interior, de un organismo vivo indeciblemente más extenso que él mismo?
¿Cómo podemos nosotros estar completamente seguros de que no habitamos un superoganismo? ¿Hemos dedicado esfuerzos según el método científico para descartar que no es así, o es que quizás nuestras investigaciones no nos han llevado a sospechar nada parecido?
Ciertamente hoy día varios científicos defienden la hipótesis de que el universo es en realidad un conjunto vivo y hasta inteligente.
Claro que antes deberíamos preguntarnos qué es la vida, cómo la definimos realmente, para saber si el cosmos se adapta a esta definición. En mi opinión la definición termodinámica de la vida que la define como aquella región del universo en que la entalpia se encuentra en constante aumento no acepta que el universo en su conjunto sea considerado como un ser vivo, ya que éste tiende a la entropia. Otras definiciones permiten incluir como seres vivos a los robots o incluso a los virus informáticos. Aunque quizás si al final resulta que todo el cosmos es un ser vivo pues robots y virus informáticos también lo sean.

Uno de los científicos, Lee Smolin, que defienden que el universo es un ser vivo lo analiza desde las propias leyes de la biología (sin entrar mucho en la definición de un ser vivo) y considera que el universo actual es el vástago de otro universo previo, que éste dará a “vida” a nuevos universos, y que además los universos evolucionan de manera que cada nueva generación se vuelve más compleja y por tanto más eficiente en generar nuevos organismos-universos. Según sus estudios es a través de los agujeros negros como cada universo se reproduce y al otro lado de estas particularidades se encuentras nuevos cosmos. Resulta que la materia necesaria para generar estos agujeros negros y las leyes que los hacen posibles son las mismas piezas estructurales sobre las que se basa la vida orgánica que conocemos. Así resulta que el universo es amigable con la vida precisamente porqué él mismo es un ser vivo y las leyes que promueven su reproducción permiten la aparición de seres vivos en su interior.
Si el universo es un ser vivo además de nacer, crecer y reproducirse debe contener un sistema de transmisión de materia y energía y también de información. De hecho algunos científicos como Seth Lloyd defienden que toda partícula subatómica en el universo contiene bits de información y que el cosmos en sí es una basta computadora cuántica. No es sólo un ser vivo como nosotros es mucho más y sus capacidades y estructura debería quedar mucho más allá de nuestras posibilidades de comprensión... o no.
Porque Jürgen Schmidhuber defiende que es posible que el patrón básico del universo sea en realidad relativamente sencillo. Puede que toda la información que se deriva del cosmos y de toda su historia no sea más que la combinación infinita de un patrón no muy complejo que podríamos llegar a descifrar algún día, pudiendo a partir de éste comprender la totalidad el cosmos que sería de hecho de naturaleza fractal. Este científico pone el ejemplo del patrón de la semilla de la vida, a partir del cual podemos crear el de la flor de la vida.


Pero puede que la relación entre el cosmos y nosotros, seres vivos aparentemente individuales, vaya todavía mucho más allá.
El doctor Lanza no apunta a nada nuevo cuando nos dice que el universo mismo no existiría si no hubiera observador. Y es que de hecho toda esa información podría consistir en un mensaje, pero para ser mensaje debe haber un receptor, un observador. Nosotros, que de hecho no dejamos de ser Él. Así el universo comienza en la mente, es fundamentalmente mental. El tiempo y el espacio solamente existen como tal en nuestra consciencia, en nosotros que somos observadores. En realidad somos observadores y observados.
Podemos mencionar a infinitud de mitos que narran el origen del cosmos a partir del cuerpo de un dios, como un ser vivo. ¿Será que nuestra visión animista del mundo con la que todos nacemos nos impulsa a ver y buscar esa vida en el cosmos? O podremos algún día demostrar mediante el método científico que si tenemos esa visión animista es fruto de las propias leyes del universo. ¿Será cierta pues esa Unidad de la que hablan todas las vías místico-filosóficas? ¿Serán reales esas líneas del Ellam Onru?:

Debes saber que el mundo en su conjunto constituye tu cuerpo imperecedero, y que tú eres tú mismo la vida perpetua del mundo entero."

Podemos esperar a que algún científico llegue a demostrar esto, o tentar la suerte. Porqué si resulta que efectivamente el universo es fractal, como ya otros científicos han defendido (el gran David Bohm por ejemplo) no hace falta buscar fuera de nosotros ese mensaje que computa el cosmos. Lo tenemos en nuestro interior. Dejamos de ser bacterias en un intestino para convertirnos en un continuo Uno que Es como dicen los vedantinos: sat-chit-ananda Ser-Conciencia-Bienaventuranza.


Las reflexiones de este post surgen a raíz del vídeo de la serie de documentals Through the wormhole: is universe alive. 

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