En
estos últimos días he leído una noticia y un artículo que me han
hecho reflexionar.
El
artículo es una entrada en un bloc que sigo: la mosca cojonera, que
se enlaza dentro del portal golfxsconprincipios dedicado a la ética
alrededor de la sexualidad no convencional. En este artículo se
habla de la nueva moda de vestir shorts muy shorts, de esos que dejan
parte de las nalgas a la vista.
El
artículo gira entorno a cómo nuestra sociedad juzga la moral de las
mujeres en función de la cantidad de carne que enseñan. En la
entrada del bloc usan esta foto para mostrar esta realidad.
No
puedo estar más de acuerdo en que es un craso error juzgar la moral
de alguien en función de lo desnudo o vestido que vaya por la calle.
Mi reflexión particular va en otro sentido, pero antes de
presentarla hablemos de la otra noticia.
Se
trata de la aparecida en algunos medios en que se explicaba que en
Rusia se ha abierto una escuela para enseñar a realizar una felación
como Dios manda. Enseñan más de cincuenta técnicas. Sinceramente,
me parece genial la sociedad fomente no solamente un sexo seguro sino
además de calidad.
Entonces,
¿dónde está el problema? Porqué en el título de este post
hablaba del machismo imperante y de la hipocresía sexual.
Vayamos
por el machismo imperante.
Me
pregunto si aquellos que han alabado lo de los short shorts (como en
la imagen de antes en la que se proponía dar el premio nobel a su
inventor) seguirán pensando lo mismo. Es muy significativo que por
nuestras calles solamente veamos culos femeninos y no masculinos, y
lo que piensa la gente cuando en algún caso se vea el de un hombre.
De maricón para arriba. Además de que por supuesto solamente las chicas con buena figura puedan vestirlos, pues lo importante es la estimulación sensorial del macho. Y respecto a las clases de felación, no hay
que ser muy listo para intuir que si las clases hubieran sido de
comer coños (cosa ya más improbable porqué “las que tiene que
follar bien son ellas”) nunca hubieran tenido el mismo eco
mediático. Además de que resulta que a esas clases solamente pueden
asistir mujeres. Si es que al final seguimos con aquello de que ellas
son unas putas y ellos unos machos. Machismo y homofobia siguen a la
orden del día.
Y
en cuanto a la hipocresía sexual. Me pregunto si aquellos que se
alegran de la existencia de los short shorts y de las clases de
felación, y de que existan mujeres tan... desinhibidas realmente
toleran ese comportamiento en no se, sus hijas, sus hermanas, su
pareja, su madre. Las otras tienen que ser bien putas, pero solo las
otras. Hipocresía a la máxima potencia.
Para
acabar, aunque siguiendo con la hipocresía sexual y aunque esto
merece un post aparte, queriendo distanciarme ahora de la división
del género lo cierto es que esta sexualidad aparente que parece
rodearnos constantemente dista mucho de traducirse realmente en actos
materiales. Estamos bombardeados de erotismo para vendernos cosas,
para vendernos a nosotros mismos, cuando a la hora de la verdad la
sociedad continúa haciendo del sexo un verdadero. A veces se vende
la idea de que el sexo no es tan importante, y precisamente el hecho
de acotarlo con unas normas morales tan estrechas es consecuencia de
darle más importancia de la que tiene.