Hace
poco leí que al parecer en el DSM-V va a dejar de considerarse como
psicopatológico la práctica de ciertas parafilias como el BDSM (bondage, dominación, disciplina, sadismo, sumisión, masoquismo),
el cross-dresing (el travestismo) o el fetichismo. Ahora que también
parece que el DSM va a dejar de ser referencia para los
psicoterapeutas en EEUU es cuando se “enmienda” esta perspectiva.
Y
es que es muy peligroso (para la libertad personal) que, de entre todas las perspectivas posibles
de lo que es psicopatológico, la que domine en nuestras sociedades
es la que define la psicopatología en función de la conducta
anómala. Evidentemente esta definición permite definir como enfermo
a todo aquel que no se amolde a la media de la sociedad: el
homosexual está enfermo, el practicante de bdsm está enfermo. Coño
es que hasta el friki debe estar enfermo. Los sanos deben ser los
hombres heterosexuales y aficionados al fútbol. Todos los demás
estamos locos. Es el peligro de la norma, de lo “normal”.
Sin
duda esta definición de salud mental es un gran error. La salud
mental resulta mucho más interesante definir en función de otros
aspectos: bienestar emocional de la persona y quizás conducta
adaptativa. Si alguien disfruta y se siente bien siendo azotado y
esta conducta no le produce una desadaptación a la vida que él
mismo desea llevar, ¿dónde está lo patológico? ¿En que no es
normal?
Y
es que además lo normal... es lo estadísticamente normal o lo que
los valores de nuestra sociedad entienden como normal. Porqué si
fuera un hecho estadístico el celibato eclesiástico sería
considerado también psicopatológico y sin embargo no se considera
como tal. Así pues además vemos que lo anormal no es más que un
eufemismo para inmoral.
Probablamente
esté mucho más cerca de lo psicopatológico aquel que defiende su
normalidad a ultranza, aquel que está hiperadaptado a las normas
(entiéndase a lo que se considera correcto) de su sociedad que un
practicante de bdsm. El motivo es evidente: aquel que no se atreve a
explorar sus impulsos internos es más probable que padezca mayor
sufrimiento emocional y sea menos capaz de llevar la vida que desea,
que no aquel que se escucha y se acepta.