domingo, 27 de octubre de 2013

Anarquismo relacional.

He escrito en este blog en varias ocasiones acerca del poliamor. Pero lo cierto es que desde hace ya un tiempo vengo comprendiendo que este concepto no es el que más se adapta a mi perspectiva de las relaciones.
Y es que, por poner un ejemplo y supuestamente, aquel que está en el ambiente swinger, no lo está en el poliamor, y viceversa. Desde la perspectiva del poliamor queda fuera de su ámbito el tener una relación esporádica fuera de la propia pareja, en tales ocasiones para el ámbito “oficial” del poliamor, no hay amor.

Luego está el concepto, más amplio, de la no-monogamia. Un no-monógamo pues, pudiendo o no tener pareja, mantendrá otras relaciones: amorosas y/o sexuales, esporádicas o mantenidas durante un tiempo. Se acerca, pero no cubre bajo mi punto de vista la total realidad de las relaciones humanas. Y es que el problema está en querer clasificar, categorizar, etiquetar todo. Bueno, ya que parece que en cierto modo necesitamos esas etiquetas, vamos a usar la más amplia posible: anarquismo relacional.

Andie Nordgren escribió este manifiesto para el anarquismo relacional que me parece bastante interesante. Bajo mi punto de vista el anarquista relacional no se preocupará por intentar enmarcarse dentro de un tipo de relación preestablecida, sea monógama o no-monógama. La base de esta perspectiva puede estar en actuar según uno sienta, siendo plenamente sincero con uno mismo. Esto nos puede llevar a quedar fuera de cualquier categoría predeterminada. Hasta incluso diría que el anarquismo relacional va más allá de la necesidad de que las personas implicadas en la relación sean conscientes de todo lo que la otra persona siente o de su situación vital. Siempre y cuando no haya la voluntad de dañar a las otras personas. Hay tantas formas de encarar una relación como personas existen en este planeta, y decir que unas formas son correctas o más correctas que otras es caer en el juicio moral. Podemos pensar que unas pueden producir más sufrimiento o dolor que otras, pero no que son más buenas o más malas.



Así un anarquista relacional puede decidir involucrarse en una relación monógama y no por eso es monógamo, pues a diferencia del monógamo el anarquista relacional sabe que ha escogido una opción, y que esa elección puede cambiar con el tiempo sin juzgarse moralmente por ello, y por tanto no juzga cualquier otro tipo de opción relacional. 

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