viernes, 12 de julio de 2013

Inversión sexual I: el travestismo ritual.


Escultura de Aphroditus: deidad con cuerpo femenino pero genitales masculinos
en cuyo culto se practicaba el travestismo ritual.

El acceso a la Consciencia de Unidad supone integrar en nuestra psique a la dualidad, por ejemplo a lo femenino y a lo masculino, dándole espacio suficiente a cada una de estas energías. Ésto queda expuesto de diferentes maneras en muchas y diversas tradiciones místico-filosóficas. Un ejemplo lo encontramos en el evangelio gnóstico según Tomás:
...reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra... entonces podréis entrar en el Reino”.

En el camino hacia esta reducción a la unidad cada individuo deberá sacar a la luz aquellos aspectos que estén en la sombra. C.G. Jung en su psicología, e influido por la filosofia de la alquimia, desarrolló una extensa teoría alrededor de este juego de fuerzas presentes y ocultas. Generalmente el hombre deberá potenciar y aceptar su faceta femenina, y una mujer sus características masculinas. O al revés, es posible que un hombre deba dar más espacio a ciertos valores viriles y una mujer a su feminidad. Todos sabemos que lo masculino y lo femenino no son más que etiquetas, pero sabiendo que tan sólo son constructos mentales no dejan por ello de ser útiles si sabemos utilizarlos adecuadamente.
En algunas vías se ha utilizado el símbolo externo como ayuda en ese intento de integración, se trata del travestismo ritual.

Así habla Dionisos al rey Penteo en las Bacantes de Eurípides: “...Penteo digo, sal delante de tu casa y muéstrateme vestido y adornado como una mujer...” Demasiado se resistió el rey y mal acabó el pobre ignorante a manos de las furiosas y aguerridas mujeres.
En los misterios báquicos encontramos un ejemplo claro de travestismo llevado a cabo en varios ritos, celebraciones dedicadas a Dionisos y también en las iniciaciones. Penteo no consigue ver al dios hasta que accede a vestirse como mujer. Y aunque se trate de una obra, está inspirada en la práctica real en la que los hombres se vestían de mujeres, y las mujeres actuaban como hombres. Aunque lo cierto es que en una sociedad claramente patriarcal y masculinizada es el hombre y no la mujer quien más puede necesitar del travestismo ritual.

Dedicar un día de vez en cuando a vestirse y actuar como lo hace el género contrario puede ser una práctica más para recordar la Unidad que somos.

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