En
la expresión material de la búsqueda de la Consciencia de la Unidad
en que lo masculino se hace femenino y lo femenino deviene masculino
podemos describir varias prácticas sexuales que simbolizan este
proceso.
No
se trata de simples posiciones habituales para el coito, como aquella
en la que la mujer se sitúa simplemente sobre el hombre. Estamos
hablando de prácticas menos habituales, algunas más extremas que
otras.
Voy
a empezar hablando de la más extrema para acabar con aquellas más
sencillas y asequibles para las mentes moldeadas por nuestros
estándares sociales.
En
la tradición tántrica existe una técnica considerada como la
máxima expresión de la inversión sexual. Esta práctica consiste
en la inserción del clítoris de la mujer en la uretra del hombre.
Para conseguir tal proeza el hombre debe llevar a cabo el llamado
vajroli, que consiste en el desarrollo de la capacidad de absorber
líquidos con su pene a través de la uretra. Para esto el tantriki
se introduce una cánula en su uretra, que con el tiempo es de mayor
diámetro de manera que finalmente la uretra es suficiente grande
como para poder introducir en ella el clítoris que además será
succionado con el pene.
Hay
otras formas más sencillas de conseguir la inversión sexual en la
que la mujer penetre al hombre. Se trata del sexo anal heteresoxual
en el que ella use sus dedos o consoladores (idealmente atado
mediante un arnés) para penetrarlo a él. Aunque durante esta opción
la mujer no recibe placer directo, a no ser que el consolador sea
doble, la inversión de roles se produce igualmente.
Por
último existen algunas posiciones para el coito “estándar” que
son inversiones totales de las que suelen practicarse. Una de ellas
consiste en que el hombre permanece estirado mientras la mujer es
penetrada encima pero ella se estira completamente sobre él. La
mujer mantiene las piernas cerradas y el hombre abiertas.
Ilustración de "El sexo sentido" de Guillermo Ferrara |
En
la otra, la inversión es la de la posición de la mujer montando
sobre el hombre. Ella permanece estirada con las piernas juntas
mientras él se sitúa sentado sobre ella con las piernas separadas.
Podemos
limitarnos a una búsqueda en el plano mental y de la consciencia de
esa androginia o hermafroditismo que nos lleva a la consciencia de la
Unidad o bien podemos representar simbólicamente en el plano
manifiesto tal unión. No olvidemos que el símbolo evoca con gran
poder y transforma profundamente nuestra psique.
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