Hacía años que no visitaba las ruinas greco-romanas de Empúries. Recordaba detalles interesantes pero sin duda esta visita, tras todo el período de estudio sobre los misterios y el culto dionisíaco, ha resultado mucho más interesante de lo que en principio esperaba.
No es que se encuentre al dios loco propiamente y con gran presencia en los restos que se conservan en Empúries pero sí he visto varios elementos que le son propios o que están estrechamente relacionados con él.
Siguiendo un poco la ruta que uno hace al entrar en las ruinas el primer elemento dionisíaco que encontramos es los restos de una vivienda en la ciudad griega en la que se conservan restos que indican que en ella se llevaban a cabo symposia es decir banquetes en los que el elemento dominante era el vino y la diversión. En la sala en los que estos se realizaban se encuentra un mosaico con una inscripción: "dulce estar reclinado".
Desde el calor de mediodía me transporto de repente a la imagen de esos banquetes celebrados en la fresca de la noche, bebiendo vino mezclado con agua en esas cráteras adornadas con motivos dionisíacos y disfrutando de la música y la compañía. Pero el calor aprieta y debemos seguir.
La siguiente parada es el museo de las ruinas. Allí encontramos otros elementos dionisíacos, directos y casuales. Directos como precisamente una crátera para mezclar el agua y el vino con una ménade o bacante dibujada sosteniendo un tirso.
Aunque no se perciba bien la bacante porta en la izquierda el bastón coronado de una piña que llevaban los adoradores de Baco. Una crátera como ésta debía hacerse servir en la casa junto al museo para regar las gargantas de los asistentes con la sangre del dios que viene.
Cerca de esta crátera los gestores del museo habían querido en una vitrina mostrar cómo eran los barcos que llegaban al puerto de Empúries para comerciar. Y han puesto una foto de un kylix (copa para beber vino) en que se presenta el mito según el cual Dionysos es secuestrado por unos piratas. El dios se deja llevar hasta que finalmente hace surgir del palo mayor una vid, los remos se convierten en serpientes y el barco se llena de hiedra. Los piratas aterrorizados saltan al mar y se convierten en delfines. Dionysos nos lleva a la unidad: el barco lleno de vegetación, la tierra en el mar. El car-naval deriva de una fiesta dionisíaca en que por el contrario se llevaba el mar a la tierra y se hacía circular un carro en forma de nave.
En el mismo museo encontramos la pieza clave realmente de la presencia de Dionysos en Empúries, se trata de unos grabados encontrados en la necrópolis de la ciudad en que aparecen imágenes del dios Sabacio. Esta divinidad de origen tracio-frigia fue identificada por los griegos con su dios Dionysos. Así que los griegos consideraban que Sabacio y Dionysos eran en realidad la misma divinidad adorada en distintos lugares con distintos nombres. No es lugar éste para hablar en profundiad de esta divinidad y su culto pero sí decir que tenía su propio culto mistérico en que el iniciado pasaba por un rito de muerte y renacimiento con importantes similitudes al que atravesaban los iniciados en los misterios dionisíacos.
Este es el grabado que se encuentra en el museo:
Da como para entrenerse un rato con la simbología presente, a remarcar el gesto de la mano que al parecer los cristianos tomarían después prestado.
Dejando el museo entramos en la tienda de regalos como no, y allí varias sorpresas. Por un lado una reproducción de una ánfora griega bien grande con imágenes de Dionysos y su mitología, que viene costando 600 euros. No recuerdo si es esta o no exactamente, pero es del estilo:
Y luego en una vitrina una imagen que me llama poderosamente la atención, porqué esta conectada con las entradas que hice hace poco respecto a la inversión sexual en cuanto a
travestismo ritual y
prácticas sexuales. Es la única pieza en la tienda que no está etiquetada con la información de su procedencia. Así que sabía que no podría encontrar la imagen en internet. Le pedí permiso a la chica para hacerle unas fotos, y me dijo que sí. No se que debía estar pensando por dentro.
El otro lado del ánfora contiene un sátiro itifálico (en erección... y muy dotado) junto con un animal que parece un perro o quizás una pantera. Esta figura de aquí no he llegado a identificarla pero el hecho de que en el otro lado aparezca un sátiro, figura mitológica estrechamente vinculada con Dionysos, hace que esta imagen también debamos verla en este contexto. De hecho me recuerda mucho a la figura que aparece en el fresco de la Villa de los misterios en Pompeya en que se presenta simbólicamente la iniciación de una devota a Dionysos.
Una figura femenina alada fustiga con un látigo a la iniciada. Muy interesante, cuanto menos.
Salí de la tienda bastante impactado pues lo cierto es que no es nada fácil encontrar imágenes (claras) de figuras femeninas llevando un falo atado con arnés. El travestismo masculino está bien atestiguado en los mitos y ritos, pero el femenino no tanto. Aún así no había acabado la visita y todaví había un par de bonitas sorpresas más para mí.
La primera fue encontrar elementos dionisíacos en el más bello de los mosaicos que se conservan en Empúrias.
Aunque no se perciba bien en la imagen central encontramos en dos esquinas delfines, ya hemos visto su relación con Dionysos, y en la otra dos objetos que no conseguí identificar. Todo alrededor está rodeado de ese hermoso patrón de hojas de hiedra, planta importantísima en la imageninería dionisíaca. Aún más, la imagen central tiene el mismo patrón de un mosaico de otra procedencia con la cara de Dionysos en el centro:
Saliendo ya de las murallas y dejando el anfiteatro a la derecha, a la izquierda encontramos el último elemento relacionado con las imágenes báquicas, un falo grabado en la cara exterior de las murallas para invocar la prosperidad, fertilidad y protección que se le adjudicaban a este símbolo.
Una visita interesante, que sin esperarlo, me ha conectado con Dionysos.