viernes, 31 de octubre de 2008

Y tu bebé, ¿se porta bien? No, le tengo puesta una denuncia por malos tratos. Educación consciente.

Respuestas parecida a esta dí alguna vez durante los primeros meses de vida de mi hijo, aunque fueron menos de las que querría (aún tengo algo de vergüenza por perder pero estoy en ello, tranquilos). Lo cierto es que, más allá de lo divertido que fue ver la cara de alguno de los interlocutores, se trata de una de las preguntas más absurdas que me han hecho nunca. Realmente desespera ver como los grandes males de nuestra cultura se nos inculcan ya desde pequeños. Antes de seguir con esta breve reflexión tengo que decir que se lo difícil que es el ejercer la paternidad. No es mi objetivo criticar si no hacer reflexionar sobre como influimos sobre los niños. También tengo claro que mientras exista amor y respeto los males serán menores, pero es que soy perfeccionista por naturaleza. Sigamos pues.

¿Cómo un crío de unas semanas puede ser malo? Es realmente absurdo, la gente cuando hace este tipo de preguntas no es consciente de lo que está diciendo. Está claro que generalmente debemos traducir la pregunta a si duerme y come bien, etc. pero sobretodo a si llora mucho y si te deja dormir por las noches.
Desde que nacemos ya nos estan diciendo que llorar es malo, porque molesta a los demás. Al puto infierno con los demás, a mi lo que me interesa es sentirme bien y que mi hijo crezca confiando en si mismo, expresando y no reprimiendo, siendo consciente de que las cosas en la vida no son “buenas” o “malas”. Nos pueden hacer sentir bien o mal, pero de todas aprendemos y toda emoción tiene su utilidad y debe expresarse.
Nos reprimen y nos enseñan a dar un juicio de valor negativo a ciertas emociones: tristeza, miedo, ira, ansiedad. Una vez oí a un niño pequeño decir a su padre por la noche, en la calle: papá tengo miedo de la oscuridad, y el pobre de su padre le respondió: no tengas miedo que es una tontería, y yo estoy aquí contigo y no te pasará nada. Dí que sí, “dobledosis” de falta de autoconfianza y represión. El miedo es natural, hay que aceptarlo para que nos sea útil y hacerlo por nosotros mismos.

Si queremos que nuestros hijos se conviertan en adultos seguros de si mismos, equilibrados y que sepan sacarle todo el jugo a la vida debemos aceptar sus sentimientos, dejar que se expresen, permitir que aprendan por ellos mismos, de sus fracasos y de sus éxitos. Dejar que expresen de manera adecuada sus emociones.

Y el sexo, qué decir de la sexualidad durante la edad infantil. Nos hacen creer que no existe, nada más lejos de la realidad. La sexualidad forma parte del ser humano casi desde que nace. No hay nada mejor para conseguir que una emoción se potencia que negarla. Niega el miedo y tendrás miedo al miedo, niega la ira y te dará ira la ira, te dará pena la pena, y te excitará la excitación.
Aceptar la visión de la desnudez en la infancia, permitir la exploración de su propio cuerpo y el de sus padres, son las mejores maneras para evitar que de adulto se convierta (sobretodo en el caso masculino) en un adicto al sexo.

Mucha gente siente una gran irritación al oír el llanto de un niño. Es muy posible que, además de sentir la necesidad programada biológicamente de ayudar a una cría de nuestra especie, se despierte en nosotros el recuerdo de la represión sufrida de pequeños. Con frases como “no llores que sin llorar estás más guapo” o con acciones como usar el chupete en cuanto empieza el llanto es como se reprime esta necesidad básica. Negar partes de nuestro ser es la mejor manera para acabar siendo arrastrados por ellos. Probablemente si permitiéramos expresar a nuestros hijos libremente sus necesidades (pena, ira, miedo) a través de los medios naturales (llanto, grito etc) de adultos sufrirían menos de depresión, de ansiedad, de fobias, de baja autoestima etc. ya que gozarían de una mayor integridad personal.

Está claro que todos arrastramos un bagaje propio y que es difícil salir de la rueda en la que estamos inmersos. Pero mediante la autoobservación, la reflexión y la aceptación de nuestras propias limitaciones podemos hacer que la rueda se detenga de una vez.
Cuando oigas llorar a un niño no pienses que es malo, el sufrimiento no está en el llanto, el llanto es la expresión de una emoción. Reprimiendo el llanto reprimes la emoción, no permites que pase si no que provocas que quede estancada. Cuando oigas llorar a un niño no pienses en que deje de llorar, pregúntate más bien si tú has llorado lo suficiente, si no es así y si tienes valor llora tú con él.

“Bienaventurados los que lloran, pues de ellos es el reino de los cielos”.

Más información: www.awareparenting.com/spain.htm

viernes, 24 de octubre de 2008

Hágase tu voluntad, el vínculo entre misticismo y dominación/sumisión

El misticismo, en última instancia, pretende que el adepto cese en su identificación con respecto a su cuerpo y a su mente (emocional y racional). Mediante este vacío, esta negación del falso yo o del ego, se abre la puerta a la identificación con la totalidad, con la divinidad (reciba esta el nombre que reciba: Dios, Brahman, Tao etc.).
Existen muchas vías para recorrer hacia éste final pero en mayor o menor medida (y en un momento u otro del camino) todas necesitan esta entrega de la voluntad, esta sumisión a lo trascendente. El episodio en que Jesús, en el jardín de Getsemaní, se entrega en total sumisión a los designios del Padre refleja este concepto. Así siendo crucificado puede resucitar siendo igual a Dios.

Hágase tu voluntad y no la mía
(Jesús en el huerto de Getsemaní, de Heinrich Hofman)

Bdsm es el acrónimo de bondage (la práctica de atar durante el sexo), dominación (que se refiere a las prácticas de intercambio de poder, o dominación/sumisión) y sadomasoquismo (obtener placer mediante la superación del dolor). Ciertamente englobar estas tres prácticas en un solo concepto es arriesgado puesto que cada una no comporta a la fuerza las otras. Alguien puede practicar bondage y no el resto, y así sucesivamente, aunque en cierto modo todas suponen un pequeño porcentaje del resto. El ser atado obliga a asumir hasta cierto punto un rol de sumiso y a la vez asumir un cierto nivel de dolor o de malestar.
Aunque el dolor como vía espiritual también es interesante, en este caso me centraré en la práctica de Dominación/sumisión (D/s). La D/s no es otra cosa que una magnificación de relaciones que suelen establecerse durante el sexo, llamémoslo así, convencional. En éste puede encontrarse quien adopta un rol pasivo y quien adopta uno activo, pudiendo ser siempre así o cambiando en función de la pareja o de la situación. Igualmente en la D/s hay quien ejerce solamente de amo/a o de sumiso/a y hay quien cambia de rol (a quien en inglés se llama switch, interruptor). D/s es pues una magnificación del control ejercido (con consentimiento previo) y puede suponer varias prácticas como órdenes, insultos, humillación, bondage, sadomasoquismo etc… en función de los gustos de los practicantes.


(de la obra Revenge, de la fotógrafa Ellen Von Unwerth)


Independientemente de las prácticas, lo importante para este tema es el hecho de entregar la propia voluntad a otra persona. Estoy firmemente convencido que el ser humano busca siempre incluir en su vida, de una manera u otra, la trascendencia, el hecho de experimentar la realidad fuera de uno mismo ya sea a través de la droga, del alcohol, de la lectura de novelas, de actividad física, del misticismo etc… La D/s supone de manera inconsciente otro tipo más de trascendencia. Esto es así también para quien ejerce el rol dominante (aunque es más evidente en el caso del sumiso/a). El dominante también encuentra sobrepasado su propio yo por el deseo hacia su sumiso/a, y acaba siendo también esclavo del propio deseo. La cábala judía considera que tanto busca el hombre a dios, como dios al hombre.

La única diferencia entre la D/s “normal” y la vivida como un hecho espiritual es la perspectiva con la que se realiza. Cuando se toma consciencia de las implicaciones que se pueden derivar de su práctica a nivel de desarrollo de la consciencia mediante la superación del ego, cuando se entiende que el amo/a funciona como canal de una fuerza, como una emanación, el acto de entregar la voluntad durante el sexo se vuelve igual al acto de entregar la voluntad en absoluto. La D/s pasa de ser un final para convertirse en el medio (la superación del ego) hacia otro final superior.

En algunas ocasiones tan solo se puede ejercer la dominación después de un aprendizaje en la sumisión. Como en la mística, tan solo nos podemos identificar con el Señor, después de haber sido su más humilde sirviente.

viernes, 17 de octubre de 2008

Jesús, el hijo gay de Dios, o sobre la naturaleza de la homosexualidad

“Si es que de una aberrante relación zoofilica entre una paloma y una mujer no podía salir nada bueno…. ¡Un hijo invertido!” Ésta podría ser la reflexión de algún recalcitrado conservador, pero eso sí no de uno católico. Porque, claro, lo de los demás es una mentira, pero lo mío es cierto.

El texto que reproduzco a continuación pertenece al llamado evangelio secreto de Marcos que circulaba, alrededor del siglo II d.C., entre los seguidores de Capócrates (quienes recibirán un homenaje por mi parte más adelante). Nótese que habla del mismo episodio que Juan 11:41-44 con algún añadido (¿o quizá es a Juan al que le falta algo?) :

"Y llegaron a Betania, y había allí una mujer cuyo hermano había muerto. Llegó, se postró de rodillas ante Jesús y le dijo: 'Hijo de David, ten piedad de mí'. Pero los discípulos la reprendían. Jesús se enfadó y se fue con la mujer hacia el jardín donde estaba la tumba. Y al instante se oyó desde el sepulcro una gran voz; y acercándose Jesús hizo rodar la piedra de la puerta de la tumba. Y en seguida entró donde estaba el joven, extendió su mano y lo resucitó. Y el joven, mirando a Jesús, sintió amor por él y comenzó a suplicarle que se quedara con él. Y saliendo de la tumba, se fueron a la casa del joven, pues era rico. Y después de seis días le dio Jesús una orden; y cuando cayó la tarde vino el joven a Jesús, vestido con una túnica sobre el cuerpo desnudo. Y permaneció con él aquella noche, pues Jesús le enseñaba el misterio del reino de Dios. Y saliendo de allí se volvió a la otra ribera del Jordán.".



(Pido disculpas al autor bizantino de tan bello icono, puesto que le he añadido un pequeño detalle para la ocasión).



Para la mayoría de nuestra sociedad (creyente o no) es realmente chocante que alguien pudiera considerar a Jesús como homosexual, o en todo caso como bisexual. De hecho para algunos resulta chocante considerarlo simplemente sexual, claro está. Lo cierto es que la homosexualidad puede ser valorada de muchas maneras. Para ciertos grupos de la época de la que hablamos se trataba de un acto iniciático de profundas y espirituales implicaciones. Puesto que se trata de introducir la vida (el sexo y el esperma) en la muerte (el lugar de nuestro cuerpo destinado a expulsarla), simboliza la unión de los contrarios, la superación de la dualidad, objetivo primordial en muchas vías místicas.
Para saber más de Carpocrates, y de otras valoraciones sagradas de la homosexualidad: http://www.antinopolis.org/carpocrates.html

Queda claro pues que la homosexualidad puede ser leída e interpretada de maneras muy diferentes. Lo que cabe preguntarse es si este comportamiento es exclusivo del género humano o no, en otras palabras de si se trata de un hecho cultural o genético (pregunta que viene a ser la misma, aunque no del todo). El hecho de que el ser humano separe el sexo de la reproducción podría ser un motivo para pensar que es cultural (como muchas parafilias). Pero lo cierto es que los animales aunque no separen sexo de reproducción no dejan por ello de sentir placer con el sexo (de hecho es un mecanismo para que tengamos sexo, así obtenemos una recompensa sensacional por reproducirnos, o intentarlo).

Hace tiempo que viene observándose comportamientos homosexuales entre muchas especies animales, y de hecho cada vez se detecta más. Se sabe que incluso entre los pingüinos se forman parejas homosexuales estables que toman piedras a modo de huevos y los incuban. Si se sustituyen las piedras por huevos, crían perfectamente a los pequeños polluelos. Por tanto queda perfectamente claro que la homosexualidad no es antinatural como algunos pretenden. Más información: http://www.elmundo.es/elmundo/2006/10/27/ciencia/1161950798.html y como no en la wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Homosexualidad_en_animales


Ahora bien este comportamiento tan extendido en la naturaleza, ¿qué origen tiene? No hay que olvidar que las diferencias entre el sexo femenino y el masculino son mínimas, siendo el segundo una modificación del primero (para los hombres, ¿no os habéis preguntado nunca para qué tenéis pezones si no podéis dar el pecho?). Esto permite que una pequeña variación genética (pudiera ser por ejemplo en los receptores de feromonas) fuera suficiente sentir atracción por el mismo sexo. Esto no quita que la educación y el ambiente social influyan en gran medida en nuestra orientación sexual, que por otro lado y debido a eso es más flexible y mutable de lo que tendemos a creer o aceptar (sea cual sea nuestra orientación sexual). En definitiva, con toda probabilidad la homosexualidad surge a raíz de varios factores, y esto es más cierto en el ser humano.

Sea como sea, algunos se preguntan ¿qué beneficios aporta esta conducta a nivel de capacidad de adaptación de la especie? Primero hay que tener claro que el hecho de que un comportamiento o variación genética-cultural se encuentre en una especie no supone a la fuerza un valor de adaptación. Hay muchas variedades genéticas que producen enfermedad y que siendo frecuentes no constituyen un beneficio al individuo. En este sentido muchos pueden argumentar que aunque no sea antinatural sí es una enfermedad, puesto que impide que los individuos homosexuales tengan hijos biológicos, o al menos reduce sus posibilidades. A este respecto es fácil contra argumentar, ¿incluimos pues a los ascetas, curas y monjes de todo el mundo en la categoría de enfermos? Como no tienen hijos…
Realizando un análisis más profundo, se podría aceptar que, sin poder clasificarse como enfermedad, tanto el ascetismo como la homosexualidad van en contra del progreso de la especie al hacer que haya menos individuos que traspasan su material genético a nuevos individuos. Esto también ha sido negado por algunos, con los que estoy de acuerdo. Se ha observado que en las especies animales en que existe la homosexualidad se da una mayor cooperación entre machos. Esto supone que aunque lo individuos homosexuales llegaran a no tener hijos nunca, el grupo puede adaptarse mejor, ser más eficaz y por lo tanto permitir que sus crías puedan crecer con más probabilidad de éxito de reproducirse ellos mismo. Es curioso como funciona la naturaleza, permite o favorece que haya individuos homosexuales y esto ayuda al grupo a seguir reproduciéndose. Hay que señalar que el hecho de que la sociedad humana haya permitido hasta ahora la existencia de ascetas es por el mismo motivo, a ese grupo de gente se le permite no tener hijos a cambio de ofrecer una serie de servicios al grupo para que éste funcione mejor… o al menos así ha sido hasta ahora.

Y en definitiva, y volviendo al principio para cerrar, el hijo de Dios fue homosexual, así que, para que decir más.